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lunes, 6 de junio de 2016

Cállate

     Cállate, es lo primero que pienso cuando una persona empieza a hablar. Las razones por la cual esto paso pueden variar, lo que no varía es que las personas prefieren expresarse que escuchar. Cuando se topan con una persona que no tiende a hablar mucho se quedan asombrados o incrédulos. No todos les gusta hablar de su vida como si a todos les importara. Algunos no dicen nada importante, solo hablan por la adicción y el placer de hacerlo.
     Solo porque hay personas que no hablan mucho no quiere decir que ellos no tengan algo mejor que decir. Las personas que hablan mucho tienden a pensar que si no hablas eres bruto o no pudiste captar lo que te dijeron. Pero lo que ellos no saben es que no cedieron a entender las estupideces o barbaridades que ellos dijeron.
     Personalmente, a mí se me hace muy difícil callar cuando oigo la senda de disparates o estupideces que escucho. Si no tienes nada que decir no digas nada, ese refrán no para de ser cierto luego de tantos años. Pero, la razón que la hace cierta es que hoy día es peor el caso de las personas que hablan por hablar.


     Yo como persona soy callada, por lo menos a si me catalogan los demás. A mí me gusta ver, oír y hablar. A veces por no hablar me topo con estas personas que hablan, hablan y hablan. Es como si en mi frete hubiera un letrero que dijera: “Estoy dispuesta a escuchar cualquier mierda que tengas que decir, gratuitamente”. Pero, realmente, no por ser callada me gusta escuchar.

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