A cada centímetro que me acercaba sentía un
ardor muy profundo. Pero no podía darme el lujo de parar. Tenía que seguir,
seguir hasta poder llegar a lo que causaba ese ardor. Al sentir que ese ardor se convertía en
quemaduras, me dio miedo y quise parar. Pero, tenía que saber que era ese ardor
que se convertía en quemaduras. Seguí caminando y las quemaduras se volvían
llamas. Tuve que parar, el dolor era muy fuerte y no me dejaba seguir. No pude descubrir que era ese ardor que se convirtió en quemadura y
luego en fuego. Lo que si descubrí es que cada momento que me acercaba
dolía mucho más.
Creo que lo que eh aprendido es a sentir. A
sentir un peculiar sentimiento, perdonando la redundancia. Y ese sentimiento es
ser celoso.
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