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domingo, 21 de octubre de 2018

Creación



    Un día, del viento y la sombra, nació una criatura. Este tenía largos brazos y piernas, un torso pequeño y delgado con una cabeza casi redonda como el sol.

    Este caminó por el planeta y vió que todo era liso y de un mismo color. Temió que no se pudiese identificar entre todo lo que había.

    Sintiéndose triste, una gota le cayó en la frente. Miró hacia arriba y vió el aumento de gotas caer. Este noto que, al agua caer, se deslizaba y formaba la silueta de todo lo que había en el planeta. Algunos eran inmóviles y otros completamente inquietos. Se cuestionó si ahora se podía identificar entre todo.

    A la lluvia cesar, la tristeza volvió, todo era de nuevo un simple color. Al mirar al suelo, notó un charco. Se acercó y vió su reflexión en el agua. Confirmó su gran temor, era liso y del mismo color que todo lo demás. Cuando colocó sus manos en el rostro, se llenó de líneas que siluetaban formando ojos, nariz y boca de un color marrón. Se sorprendió al ver su reflexión en el charco. Miró sus manos y se cuestionó con cierto ánimo que sucedería si tocaba todo lo que había. Extendió su mano hacia el charco, el agua se torno azul con líneas azules claras que enseñaban el movimiento al ser tocada. Miró su mano nuevamente y la línea de su boca formo una sonrisa. Este sintió que era su deber darle forma al planeta con su don.

    Así que fue por todos lados, a cada rincón, dando colores y siluetando a cada criatura y objeto que encontraba. Identificó la tierra del océano y el cielo de las montañas. A cada criatura le dió un patrón único, de las aves a los peces y del animal más grande a la célula más pequeña.

    Al terminar, se alegró de poder ser identificado del resto del planeta. Se abrazó a si mismo con felicidad, siluetándose aun más formando pelo, cuello, dedos y uñas. Se llamó a si mismo “Humano” y a su obra, en el planeta, “Tierra”.